El burro de Merlin

23 noviembre 2006

El corto que hay que ver

Si me dicen que un excelente compañero de foros como es el Dr. West, acompañado en las labores de cámara y de bebebirras por Brendan Doyle, ha hecho un corto (por llamarlo de alguna manera) no hay otra que verlo. Si además me dicen que en el citado corto un coleccionista amante del cine, joven, risueño y con ese brillo de inocencia en su mirada, nos abre las puertas a su fabuloso mundo de pelis caspa de videoclub ochentero, al instante pasamos a hablar de obra de culto indispensable desde ya mismo.
Este corto, perdón, obra maestra tiene algo especial en su contenido y es esperanza. Esa esperanza de saber que no estamos solos en nuestra locura privada de comprar, cambiar, robar, coleccionar películas y todo lo relacionado con el cine. West se ha convertido por derecho propio en la voz de toda una generación ignorada por la Historia. La generación de unos niños que quieren seguir siendolo. De unos zagales que corrían tras la hora del bocata al videoclub de su barrio a mirar embobados las películas del escaparate. De unos muchachos que compartían nocilla con Freddy Krugger, los Goonies y el hombre alto a partes iguales. De unos, ahora, adultos a los que no importa pulirse parte del sueldo (me consta que alguno es hombre de provecho y tiene sueldo estable y todo) en dvds, packs, figuritas...e incluso las tan preciadas vhs con una sonrisa en la cara. La sonrisa de ese niño que aún aguarda en el videoclub de su barrio con los ojos llenos de esperanza.